Asintomático hasta que suele ser tarde
«Lamentablemente el aneurisma de aorta no duele». Esta frase, tan paradójica, es demoledoramente cierta.
El aneurisma de aorta (dilatación de la arteria aorta) es una enfermedad asintomática en la mayoría de los casos. Su frecuencia no es despreciable. Así, todos los meses mueren pacientes en Andalucía porque llegan al hospital sin posibilidad de curación.

Estos pacientes llegan a algún servicio de urgencias con un dolor abdominal intenso
y deterioro rápido (muchas veces fallecen en casa o durante el traslado). La rotura provoca un sangrado interno gravísimo que suele ser letal.
Es una enfermedad que sabemos que aparece con mucha más frecuencia en varones de más de 60 años con historia de tabaquismo. Este riesgo no desaparece aunque dejaran de fumar hace años.
Diagnosticado por casualidad
Afortunadamente, el creciente uso de técnicas diagnósticas de imagen por otros motivos, permite que se diagnostique accidentalmente en muchos casos. Por ello, es frecuente encontrar un aneurisma en un TAC por dolor abdominal de otra causa o en revisiones de próstata.
La Preventive Service Task force de los Estados Unidos recomienda desde 2005 la realización de al menos una ecografía en pacientes varones de más de 65 años que han fumado alguna vez en su vida. En caso de detectar la presencia de un aneurisma, debería ser remitido al especialista. La aplicación de este criterio nos ayudaría mucho en España. Así los cirujanos podremos afrontar la cirugía abierta o endovascular de esta enfermedad con muchísimas más probabilidades de éxito.
La cirugía se indica cuando el tamaño del aneurisma supera los 5-5,5cm o bien cuando la forma es irregular con mayor riesgo de rotura.
Los resultados de la cirugía programada cuando el aneurisma alcanza los 5-5,5cm es muchísimo más baja que cuando el aneurisma ya se ha roto o complicado.
El desarrollo de la cirugía endovascular del aneurisma nos permite abordar esta enfermedad con una mortalidad perioperatoria inferior al 1%. Es una técnica menos agresiva, ya que se realiza a través de las arterias femorales y sin necesidad de abrir la barriga (no precisa laparotomía ni laparoscopia). Se realiza generalmente en pacientes de 70 a 90 años.
La cirugía endovascular puede realizarse bajo anestesia local y sedación, o niveles más elevados de anestesia si el paciente no tiene riesgo anestésico y prefiere más confort y relajación durante la cirugía.
La cirugía endovascular consiste en implantar una prótesis recubierta que conduce la sangre por el interior del aneurisma evitando que la pared de la aorta soporte la presión sanguínea, que queda contenida por la propia prótesis. Es una cirugía rápida que precisa de un postoperatorio de 24 a 48 horas. La planificación detallada, con un estudio tac previo a la cirugía, es el principal requisito para evitar cualquier complicación. Mediante esta técnica logramos excelentes resultados, con casi un 0% de mortalidad.
Por el contrario, en casos de cirugía emergente por rotura, la mortalidad sube en el mejor de los casos a un 25-30% porque los pacientes muchas veces no llegan al hospital con vida. En aquellos pacientes con rotura y mayores factores de riesgo, la mortalidad del aneurisma roto alcanza el 70%. Quizás si el aneurisma doliese antes de romperse, los pacientes que lo sufren tendrían más supervivencia.